LA PARANOIA DE LAS ENCLOSETADAS
Díganlo: ¿A veces no les molesta que sus amigas sean tan closet?
Esto del closet es una cuestión muy compleja en realidad, pero yo hablo del hecho de aquellos que, encima de no haber salido aún del armario, llevan encima una terrible paranoia que ni terrorista internacional oye. ¿Nunca les ha pasado que van a la casa de una amiga y tiene que contarse su útlima aventura en la disco en lenguaje de sordomudos para que la abuelita que está al lado viendo la esposa virgen no se entere? ¿O tienen que emplear el lenguaje de la F (esfeafa chificafa mefe gusfutafa) y terminan hablando como lobotomizadas?
Y es que quien no quiere darle a conocer al mundo su verdadera orientación sexual tiene todo el derecho de ocultarla dadas las circunstancias pero ya hay algunas que se pasan de la raya.
CASO 1.
* Llamémosles Fulana y Sutana. Fulana creía que su pareja, Sutana era demasiado obvia, lo que se dice quemante en la jerga ambiente, que por su culpa todos sus amigos iban a notar que era lesbiana cuando lo cierto es que Sutana no tenía más del estereotipo de lesbiana (que, ojo, no pasa de ser un estereotipo) que Lady Di, salvo la voz grave. Claro, para Fulana eso era SÚPER OBVIO. Lo gracioso es que Fulana no se percataba que en su trabajo ella misma se la pasaba hablando de las salidas a la discoteca con sus amigas, los partidos de fútbol que tenían y demás. Y sus compañeros, ni cuenta...
CASO 2.
* Estaba con una amiga en plena avenida Wilson cuando pasó a nuestro lado la marcha del orgullo gay del año. Mi amiga, Mengana, se puso de todos los colores, el arcoiris hubiera sido insuficiente para ella. ¿Por qué? Porque cerca quedaba su centro de labores y era bastante probable que alguien la viera allí en la vereda entre tanto marica túuu marica yooo que marchaba. NADA MÁS QUE ESO.
Mengana no entra en el estereotipo de lesbiana que los despistados nos atribuyen, pero era tanta su paranoia que juraba que apenas la vieran al lado de la marcha le iban a poner el triángulo rosa en el hombro y mandarla directamente al campo de concentración. Lo cierto es que algunos compañeros de labor la vieron, pero a nadie se le ocurrió que Mengana fuera lesbiana. Por supuesto, eso fue hace tiempo y hasta hoy Mengana conserva su trabajo (lo cual en el Perú es un verdadero milagro).
CASO 3.
Este es el peor. Peor porque me sucedió a mí directamente. Una amiga me sacó de sus contactos porque en mi perfil del messenger sólo me falta poner la bandera del arcoiris para que sepan que soy les. Luego me escribió súper compungida diciéndome que lo sentía mucho pero es que dejaba el messenger abierto en su chamba y lo podían revisar y ver mi perfil. ¿Qué cosa? reaccioné. ¿Patricia Difusa De Cachay Matalascallando baneada por uno de sus contactos? Mira, mamita, la puse en su lugar, ¿por qué no usas un poquito el cerebro? La solución es simple, ahora se usa ser OpenMind, o sea de mente abierta, cool, relajado, desprejuiciado. Entonces, vas y le cuentas a tooooooooooooodo el mundo que eres súper mente abierta y, pucha, o sea, yo tengo amigos de ambiente porque no me hago paltas ¿ves? ¿Qué no ven Will & Grace? ¡Listo! Claro está, a mi amiguísima casi ex-amiga le pareció genial la idea.
No todos los casos son finales felices así, cierto. Pero también es cierto que vivir pendiente de si la gente se da cuenta o no estresa y con combis asesinas, corrupción política, entre otras cosas una no está para estresarse. Relájense. Sépanlo chicas, los hetero son más despistados que creemos y ellos mismos creen. Muchos de ellos creen en estereotipos y conozco a varios que jurarían reconocer a un gay o lesbiana a cien metros y con un ojo tapado, pero lo cierto es que convivimos con ellos la mayor parte del tiempo y ni cuenta se dan.