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PATI DIFUSA - Déjate ser

Opiniones de una lesbiana arrebatada

El radar gay es una farsa

martes, enero 24, 2006

Por alguna razón extraña y ajena a mis cavilaciones la gente nos atribuye ojo de buen cubero a quienes somos de esta especie para reconocernos entre nosotros. Despistados de todo tipo (tanto heteros como homo) imaginan que pertenecemos a la misma secta, profesamos el mismo credo, nos agrupamos en el mismo sindicato y somos de la misma masonería. Y que por eso nos reconocemos.

A eso le llaman radar gay, y es una farsa. Tengo razones para afirmar esto:

1. Nadie sabe exactamente cómo rayos funciona el radar gay, así que en esencia es un concepto vago. La verdad es que ni siquiera las mismas lesbianas están de acuerdo. He oído diversas definiciones, unas menos mesuradas que otras: Que es un conjunto de rasgos que sólo nosotros reconocemos (así como ciertos animales reconocen a sus hijos por el olor); que es una especie de "chip" orgánico que nos permite identificarnos entre nosotr@s (acabo de acordarme de esas películas estadounidenses de robots sicópatas); o que es un "algo" que enciende una alerta cuando estás cerca de alguien como tú (la más vaga de las respuestas y que le da un aire misticoide a la cosa) .

2. La idea de radar gay me remite a una colectividad homogénea en sus atributos principales, es decir al estereotipo. El estereotipo se alimenta de la resistencia a creer que, fuera de la atracción sexual por personas del mismo sexo, no hay ningún otro rasgo decisivo que defina la homosexualidad.

Y esto nos lleva a la tercera razón:

3. El radar gay alimenta estereotipos. La vez pasada una amiga y yo mirábamos a un grupo de chicas que venían de jugar fútbol (les cuento que están creciendo los equipos femeninos) y mi amiga me dice que está totalmente segura de que todas son lesbianas. O sea, porque tienen modales masculinos y se visten con ropa futbolera significa que son lesbianas necesariamente. Si yo fuera hetero me quejaba porque no es posible que por ende se piense que las heteros no hacen o no quieren hacer ese tipo de cosas. Resulta que nosotras mismas estereotipamos.

¡Y luego nos quejamos de los estereotipos!

A propósito de la Tercera Temporada de The L Word

sábado, enero 07, 2006


Ay, sí que me duró la resaca de año nuevo, chicas... Pero aquí estoy de nuevo, de vuelta a la vida, sobre todo porque tenía que hablar de la Tercera Temporada de The L Word que este domingo se estrena en los Estados Unidos.

The L Word es una serie que ha dado mucho que hablar, eso ya lo sabemos, sobre todo aquellas que hemos devorado los capítulos y nos hemos enamorado de algunos de los personajes que acompañaron nuestras febriles fantasías. Todo muy lindo, al final las lesbianas podíamos ver un espacio en donde nos sintiéramos identificadas y qué felicidad, cuánta alegría.

Pero como no todo es color de rosa (o en este caso, lila), una de las mayores críticas que se le ha hecho a la serie es la idealización de los personajes: cuerpos cuasi perfectos, "heterotipadas", alto nivel de vida, etc. Y estas críticas han venido de parte de lesbianas que no han visto con buenos ojos la no inclusión de la diversidad de la comunidad lésbica: es decir, casi no hay butchs (mujeres muy masculinas), el aspecto "heterosexual" (aunque yo no si exista algo que sea EL aspecto heterosexual) que no cuestiona los cánones de la "mujerización" de las mujeres, o sea determinar la condición de mujeres por las formas externas y actitudes en el vestir, caminar, etc, etc. Y sobre todo se dice que no nos representa a las lesbianas.

Pero ¿tendría alguna serie de televisión que representarnos a las lesbianas?

Representarnos me suena a gremio, a sindicato, a que todas hacemos lo mismo y del mismo modo, a que todas jugamos fútbol y escuchamos a t.a.t.u. y vemos (o veíamos) Ellen y adoramos a Rossana. A eso me suena la representación. No confundir, no es que no esté de acuerdo con ciertas críticas a la serie, pero tenemos que diferenciar. El mundo de la televisión norteamericana maneja de por sí los estereotipos, con eso vende, rara vez se apega a lo que sea marginal porque eso no es negocio (los que se creyeron que Avril Lavigne era rebelde que pasen por caja), y ya era demasiado poner a un grupo de chicas abiertamente lesbianas como para también incluir a aquellas que "causan escándalo". Por eso todas tan regias y bonitas y tan bien habladas. Sí, así es el negocio pero uno puede escoger lo que ve.

Lo que sí no me parece es pretender que una serie de televisión, pionera en su especie, pretenda abarcar la diversidad de las lesbianas, tanto sexual como cultural. Yo paso, eso significaría homogeneizar a las lesbianas y meterlas a todas en un enlatado televisivo. The L Word no es el compendio de lesbianismo por excelencia (haciendo referencia a un suceso de la Segunda Temporada), es una serie más y pronto vendrán otras, y mientras más libertad consigamos, la mayor diversidad se irá reflejando en nuestros televisores.

Adelantos de la tercera temporada en este link.